7 de agosto, 2014

“Esto es así porque…

  • ... Así lo determinó Pitágoras"
  • ... Así lo resolvió Dijkstra"
  • ... Así lo hacía Da Vinci"
  • ... Así lo dijo Einstein"

Nos educan haciéndonos pensar que todos esos personajes fueron dioses a los que jamás nos podremos comparar, y que todas y cada una de las palabras que escribieron alguna vez son un producto divino e irrevocable que debe ser aprendido y respetado como las palabras santas que son. Sin malinterpretar, no digo que no hayan sido figuras excepcionales y claves para el desarrollo de la humanidad a posteriori. Pero por qué yo no puedo serlo también? O aunque sea intentarlo? Quién sabe dónde está la próxima figura de la ciencia/literatura/deporte/lo que sea? Si Einstein desafió a Newton, por qué yo no puedo desafiar a Einstein? :) A la hora de presentar una solución original, por más mínima que sea, si la respuesta es "así no se hace", seguida de algo así como "el gran pensador *[inserte nombre aquí]* desarrolló el método *[inserte apellido de dicho pensador aquí]* y es el que se usa hasta el día de hoy", se le está diciendo al alumno "tu solución no sirve, porque no sos uno de ellos". Punto.

Esto es lo que pasa cuando un profesor da una actividad a sus alumnos: desde dibujar una nube hasta resolver una ecuación compleja; pasando por la realización de un resumen, la descripción de un objeto, la utilización de una herramienta, etc. La mayoría de los alumnos mirará los apuntes/ejemplos/ejercicios previos, consultará "pequeñas dudas" con el profesor y resolverá el problema como aparentemente todo indica que debe ser resuelto, perfecto. Por otro lado, habrá algún alumno que pensará "y si en vez de resolver esto así, lo resuelvo asá?" (entiéndase por asá "como se me da la gana") e intentará (probablemente lográndolo) llevar a cabo la actividad con un método poco "documentado" en clase y resolviendo sus dudas mediante deliberación desinformada y conclusión propia en vez de consultándolas. Aunque puede fallar, el resultado de esto no es más que un tremendo despliegue de imaginación, creatividad, ejercitación mental, independencia, personalidad, y otras pintorescas características que siempre pasan desapercibidas. Pequeñeces que siendo ejercitadas constantemente provocan un efecto avalancha que más adelante no sólo dotará al estudiante de la capacidad de resolver situaciones problemáticas de forma original, sino también de la capacidad de idear soluciones especialmente para situaciones problemáticas imprevistas o desconocidas, y ser una persona que vea más allá cuando haga falta.

Creo que es necesario entender que esta capacidad, llamada pensamiento divergente, debe ser entrenada y jamás restringida o cercenada. El problema es que cuando este alumno hace uso de su habilidad, tiene amplias probabilidades de obtener una evaluación negativa de parte del profesor: "así no se hace", "leé la bibliografía", "así no se hizo en clase". Durante el aprendizaje es el mejor momento para desarrollar y entrenar esta capacidad. ¿Cuándo sino? Ya habrá momento para aplicar el método óptimo. Como en todo, hay que encontrar un equilibrio.

Si bien el método aplicado por el estudiante puede no ser el más óptimo, el más revolucionario o el que "se estudió en clase", no se están valorando las aptitudes quizás inconscientes con las que se realizó el proceso de resolución. "Estamos aquí para aprender los métodos, no para inventar cosas" no sería una opinión difícil de escuchar. Podemos decir que en parte es cierto, pero a raíz de eso entonces podemos decir también que es un problema, algo está mal. Esta frase transmite una idea mucho más profunda y aterradora: "Estamos aquí para aprender, no para crear". Si el sistema dicta eso, estamos desperdiciando mucho potencial humano. Mucho.

Aprender y crear no sólo deberían estar intimamente relacionados, sino también combinados. No es novedad que con la práctica el aprendizaje se hace más ameno. Y a crear se practica. No sólo puede ser una etapa fundamental del aprendizaje, sino de la formación de las personas como tales. Creo fervientemente que esa libertad que tenemos de crear, debería ser tomada por cada uno como una obligación personal, aunque a veces signifique nadar contra la corriente. A veces nadar contra la corriente no es otra cosa más que la mejor opción. Es importante conocer lo que se ha construido, nos enseña a no cometer ciertos errores. Pero construir ignorando lo construido a veces puede significar construir evadiendo los problemas que tienen las construcciones de hoy. Quienes lo hicieron antes alguna vez tuvieron que intentarlo, no?